La Etnomusicología o Antropología de la Música, es el estudio de los procesos musicales en la cultura, la música como cultura. Se especializa en la necesidad de entender el fenómeno musical dentro de una sociedad determinada, no importando el género, ya sea ésta una música que se escribe o no. Hay que entender a la música como una actividad del ser humano, con un lenguaje determinado según la cultura en la que se encuentre. Así, a la etnomusicología le atañe la gran labor de estudiar los diferentes géneros musicales que convergen en una sociedad: indígena, popular, comercial, tradicional, académica, etc., y la función y el uso que cumplen estas músicas en cada cultura; es decir, el estudio antropológico del fenómeno musical.

Seminario San Salvador de Jujuy -

Las Bandas de Sikuris de San Salvador de Jujuy.

Por Prof. Natalia Ortiz.

Las Bandas de Sikuris representa una de las manifestaciones musicales mas importante de la provincia de Jujuy, porque mantiene vigente la ancestral forma de ejecución del sikus: pregunta - respuesta para "hilar" una melodía, además se encuentra ligada a la religión cristiana al acompañar los Misachicos y las grandes peregrinaciones como Punta Corral o Rio Blanco.
Sin dejar de lado las anteriores premisas quisiera, en este ensayo, incluir otro punto de importancia: la Banda de Sikuris como punto de encuentro entre distintas generaciones, que se logra mediante el repertorio musical.
La existencia fundamental de la banda es el sonido, es decir la ejecución en sí. Detras de la ejecución se encuentra implicito el trabajo de quienes enseñan y quienes aprenden, este es un vinculo primordial para establecer el sentido de pertenecia.
Las bandas de San Salvador de Jujuy se caracterizan por el hecho que los fundadores son quienes se encargan de todo lo que tiene que ver con el mantenimiento de la misma: lugar de ensayo, fondos para viajes, adquisición de instrumentos, etc; por lo tanto también son los que enseñan la ejecución de los instrumentos: sikus, redoblante, bombo, platillos.
Una forma interesante de llamar la atención de los más jóvenes es la incorporación al repertorio tradicional (dianas, marchas, entre otros) de temas musicales de moda como cumbia o rock. Estos últimos son adaptados al ritmo de marcha para poder ser ejecutados sin romper las estructuras en las que se organizan las melodías para sikus.
Asi se relacionan los adultos y los jóvenes, pero parece ser que el significado de pertenecer a una banda cambia para los unos y los otros. Porque digo esto, mientras que los adultos son parte de la misma desde que hicieron una promesa a una determinada virgen; sobre los jóvenes se puede decir dos cosas: por un lado los fundadores indican que los intergrantes mas jóvenes estan un año o dos, que año a año no saben exactamente con quienes cuentan, y los mas jóvenes afirmaron que su interés es momentaneo, es decir que su participación depende de si les gusta o no.
A mi parecer esto se entiende por la poca cantidad de eventos que les de continuidad a las bandas de San Salvador de Jujuy, es decir que no se organizan espacios distintos a los religiosos, para mostrar esta actividad. Entonces las bandas se agrupan para uno o dos eventos importantes y esa falta de contacto puede ser una causa del abandono de los mas jóvenes.
Si no se apoyan los esfuerzos que hacen unos pocos que intentan mantener vigentes las prácticas culturales heredadas, entonces luego ¿por que nos quejamos sobre las nuevas generaciones y su gusto por lo importado?, si pueden coexistir los gustos actuales y los ancestrales, tal vez son necesarios esfuerzos conjuntos y no solo aquellas islas culturales que se erigen en distintos barrios a través de los sonidos del sikus.
En base a datos proporcionados por integrantes de las Bandas de Sikuris de los barrios San Cayetano y Belgrano de San Salvador de Jujuy, denominadas "San Cayetano", "San Pio X" y "Nuestra Señora de Río Blanco".

TEMA: Comparación entre fiestas religiosas.               Prof. Ermelinda Ramos.


FIESTA EN HONOR A LA VIRGEN DE PUNTA CORRAL

La devoción de la Virgen de Copacabana de Punta Corral tiene más de Siglo y medio de Historia. Las honras se llevan a cabo todos los años durante la Semana Santa y en la actualidad tiene como epicentro dos departamentos de la Quebrada de Humahuaca: Tilcara y Tumbaya. La Imagen de la Virgen, es semejante a la que se venera a orillas del Lago Titicaca en Copacabana – República de Bolivia.
De allí que la denominación exacta conjuga el nombre de los dos lugares: El primero “Ubica el nacimiento de la devoción (...) en Copacabana a comienzos del siglo XVI cuando el Inca Yupanqui ofreció votos a la Virgen” ; mientras que el segundo tiene que ver con la “Aparición de la Virgen en el Abra de Estancia Vieja en Punta Corral cuando don Pablo Méndez (Campesino del lugar y primer esclavo), se dirigía por el lugar en el mes de julio de 1835” .
Son dos las imágenes de la virgen de Copacabana que se veneran en la Quebrada: una de ellas desciende durante el Domingo de Ramos a Tumbaya y la otra el miércoles Santo a Tilcara.

EL ORIGEN

La Virgen de Copacabana de Punta Corral (es su nombre completo), Patrona de la Quebrada de Humahuaca, es una de las vírgenes comprendidas en el grupo de las porfiaditas. Cuenta la historia que en lo alto del Cerro de Punta Corral (Jujuy), a 4.300 m de altura, se le apareció la Virgen al pastor Pablo Méndez. La Santa Madre estaba íntegramente vestida de blanco y le dijo que volviera al día siguiente para buscarla. Para no extraviar el lugar, amojonó el sitio con piedras y se marchó. Cuando volvió al día siguiente, sólo halló una piedrita que en algo se parecía a la imagen de la Virgen de Copacabana. El pastor tomó la piedra entre sus manos y partió hacia Tumbaya con la preciada carga. Al llegar a la iglesia del lugar, mostró la piedra al sacerdote, y este le pidió que la dejara a su cuidado. Al día siguiente la piedra había desaparecido, y nuevamente fue hallada en el lugar de su primera aparición. Los lugareños, que ya estaban al tanto de la historia, consideraron evidente que allí quería quedarse, y le levantaron una capillita que el tiempo desmoronó. El templo fue reconstruido por Don Jacinto Torres, vecino que había recobrado su salud perdida con el auxilio de la Virgen. La Iglesia actual fue construida en 1889.
Durante la Semana Santa se realiza una ceremonia para honrar a la Virgen de Copacabana de Punta Corral. Esta celebración es popularmente conocida como la "Fiesta de la Mamita". Desde el Domingo de Ramos la Virgen preside todos los actos de la Pasión del Señor, y el Miércoles Santo se inicia la procesión hasta Tilcara, donde se celebrará su fiesta. Participan pobladores del lugar y zonas aledañas, siendo acompañada por varias bandas de sikuris. La Virgen baja vestida magníficamente (la imagen tiene apenas 35 cm. de alto) alhajada y cubierta de flores, con el esclavo al frente, y es conducida a la Iglesia de Tumbaya, a donde van llegando los misachicos de toda la quebrada.
Miles de peregrinos concurren para la bajada tanto a Tilcara como a Tumbaya cargando en sus hombros la sagrada Imagen en grata compañía de decenas de Bandas de Sikuris.

LA PROCESIÓN

La procesión de la Virgen sale desde Punta Corral con las primeras horas del alba, hombres y mujeres forman filas para hombrear a la Virgen. Antes se pedía a las mujeres asistir con la cabeza cubierta por un pañuelo y preferentemente con pollera, los varones con la cabeza descubierta y con pantalones largos, nunca con cortos o bermudas. Idéntico respeto se observa para ingresar en la iglesia y nunca darle la espalda a la imagen de la Virgen, y llega al pueblo al final del atardecer.

LA BANDA DE SIKURIS

La mamita Virgen como la llaman los lugareños baja acompañada de numerosas bandas de Sikuris.

(El “Siku” es un instrumento netamente andino y el agregado “ri” quiere decir en quechua “el que”. Entonces Sikuri significa el que toca el Siku). Además concurren a esta festividad popular turistas, mochileros, curiosos, etc. en fin cristiano y no cristiano.


LOS DEVOTOS:

Algunos estudiosos del tema registraron cifras enormes de peregrinos que concurren a Punta Corral. El Cura Kogler calculó 8000 a 10000 personas que concurrieron en el año 1958. Para ese entonces, es sabido también, que la concurrencia era más bien regional. En la actualidad se puede constatar que a Tumbaya concurren jujeños de los grandes centros urbanos (Capital, Palpalá, San Pedro, etc.) y también de otras provincias. Esto se debe a que con los últimos años se han intensificado las migraciones rurales en busca de una mejor calidad de vida.
Hay una gran cantidad de residentes de la Quebrada dispersos por las ciudades más importantes de nuestro país. En Tilcara se produjo un hecho muy curioso en el año 1986: por tres años consecutivos concurrió a punta Corral, una banda de Sikuris integrada por residentes tilcareños en Buenos Aires. Nos podemos dar una idea de la enorme organización que requieren este tipo de “Promesas” que se hacen a la Virgen.
También los lugareños se organizan para participar de la devoción Con mucha antelación campesinos de distintas comunidades rurales preparan sus productos (carnes de cordero y de chivo, papas, chicha, etc.) para comercializar en la fiesta. También concurren al lugar vendedores ambulantes de comidas y otros enseres. Los devotos preparan sus “Promesas” entregando a la Virgen una medalla de plata en forma de corazón y de distintos miembros del cuerpo pidiendo a la “Virgencita” para que se les cure alguna enfermedad.

COMPONENTE RELIGIOSO:

Esta fiesta tiene componentes religiosos que ligan creencias andinas con otro tipo de creencias venidas de Europa. En cada tramo del camino a Punta Corral se puede observar a la orilla de los caminos algunos montículos de piedra llamados “apachetas”, donde el peregrino hace un alto y se inclina agregando otra piedra más, como significando la unión al cansancio de los demás. Cuando el caminante pasa al lado de estas apachetas sentirá la unión y la fuerza para continuar el camino después de haber rezado una oración.

EN TILCARA:

La fiesta alcanza su epicentro el Sábado de Gloria en que el pueblo, adornadas sus calles con vivos arcos de flores revive emocionado la jornada de la Resurrección, después de haber realizado una procesión nocturna con antorchas para rememorar el Santo Entierro.
En Tilcara para la “La Bajada de la Virgen” podremos detectar con detenimiento esos componentes de lo andino: a Tilcara concurren poco más de 1000 sikuris que tocan a la misma vez, podremos ver la disposición de las apachetas a las orillas de los caminos y también conversar con quienes concurren año tras año para honrar a la imagen.
Existe el temor de quienes no cumplen con una promesa, no se teme el castigo de la Virgen sino se la honra. Esto es muy diferente a la concepción occidental de los pecados. Cuando no se cumplen con los dogmas de iglesias como la Católica, sus ministros condena al eterno fuego del infierno a quienes desobedecen estos preceptos.
Para los Quebradeños esta devoción es primordial en las celebraciones de la Semana Santa. Cuando la “Virgencita” llega al pueblo se siente retumbar la música de los sukuris, se levanta los pañuelos al aire y se arrojan flores de virreyna, itatíes y claveles saludando a la imagen sagrada.

EL REGRESO:

La Virgen vuelve a su templo de Punta Corral el 17 de Julio, pero ya el aire no es de fiesta plena sino de dolor porque la Imagen retorna a su lejano templo. Ya desde la víspera se realizan actos para despedir a la Santísima Mamita, como cariñosamente la llaman sus devotos. Después de una breve procesión alrededor de la plaza del pueblo y la despedida oficial del párroco, se inicia el regreso hacia las ocho de la mañana del día 17, con el estandarte al frente, seguido por el esclavo, dos guardias, la Santísima Virgen, otros dos, guardias y más atrás los prometeros.

FIESTA EN CASABINDO: en honor a la Asunción de la Virgen Maria

Desde hace muchísimo tiempo atrás en Casabindo, pueblito que se encuentra en la puna jujeña, a 55 kms. de Abra Pampa, cabecera del departamento de Cochinoca, se conmemora una ceremonia religiosa, el 15 de agosto en honor a la Asunción de la Virgen Maria a los cielos, como lo afirma la tradición de la Iglesia Católica.
Hay una procesión en la que los lugareños hacen participar a todos los visitantes, llevando las imágenes en andas turnándose cada uno y dando lugar a quien desee ayudar a cargarlas por las callecitas del pueblo.
Procesión con la virgen por las calles del pueblo.
También los samilantes adoran a la Virgen desplegando sus plumajes y su fervor hacia ella como celosos custodios.

A su vez, también se hace junto a la procesión el Baile del Torito. Es una tradición heredada de los españoles


Después del almuerzo, a estas horas se debe estar llevando a cabo el Toreo de la Vincha donde valientes voluntarios se ofrecen para sacarle la vincha con monedas de plata al toro para luego ofrendársela a la Virgen, a la Mamita del Lugar.

EL ORIGEN

El origen de la misma se debe a que un 15 de agosto Tabarta, indígena del lugar, castigado por luchar por la libertad, fue puesto al medio de la plaza entre dos toros bravíos. A los costados de Tabarta, el pueblo que gritaba por él. Los toros, no hicieron nada. Enojados las autoridades del lugar le quitaron a Tabarta una vincha que llevaba puesta. Esa vincha, que tenía quintos de plata del Perú, era un regalo de su padre.
Cuando se la quitaron, se la pusieron a uno de los toros. Tabarta enfurecido intentó recuperarla y sacarla de las astas. Tabarta recibió dos cornazos, uno de ellos, mortal. Arrastrándose hasta el pie de la Virgen, Tabarta murió ofreciéndole la vincha y pidiendo libertad. Hoy en día, los toreros arriesgan su vida como lo hizo Tabarta.  Torean para sacarle la vincha con monedas de plata que tiene el toro para ofrendársela a la virgen.

LOS SIKURIS Y LA VIRGEN DE PUNTA CORRAL  Prof. Ariel Jorge Martinez

La celebración de la Semana Santa en la Quebrada de Humahuaca está relacionada con las devociones a la Virgen de Copacabana de Punta Corral, cuya imagen desciende a Tumbaya el Domingo de Ramos, y la de la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral, cuya imagen desciende a Tilcara el Miércoles Santo. Los peregrinos que van en busca de la “Mamita de los Cerros”, expresan su fe al ascender por las montañas, casi hasta cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar, donde están emplazados los respectivos Santuarios. Allí, en la inmensidad de los cerros, a pesar del frío, la lluvia o el viento; rezan y cantan en una profunda conexión espiritual con la madre naturaleza y con la Virgen María. La multitud que va incrementándose cada año, participa de los oficios religiosos católicos, sin olvidar de convidarle hojas de coca a la pachamama, o de agregarle piedritas y ofrecerle cigarrillos a las Apachetas de los caminos.
La devoción a la Virgen de Copacabana está muy difundida en el mundo andino, y su historia tiene raíces profundas y un significado trascendental para la religiosidad popular de Jujuy, en particular para los pueblos quebraderos de Tumbaya y Tilcara.
Antes de la llegada de los españoles, Copacabana era un lugar sagrado de vitalidad milenaria en el que se encontraba un ídolo del mismo nombre. En este santuario prehispánico se superpuso, a comienzos de la época colonial, el culto a la Virgen de de la Candelaria que luego tomaría el nombre de Copacabana. Iniciada la invasión española a Copacabana, en el siglo XVI, los doctrineros católicos impusieron la devoción a la Virgen María en un lugar donde, desde tiempos pretéritos, los pueblos andinos del área eran convocados masivamente por sus dioses.
En los Andes, la Virgen de Copacabana es la única advocación de la Virgen María que toma el nombre de un antiguo ídolo prehispánico. María “sustituye” al ídolo Copacabana, apoderándose de su nombre, cosa no usual, pues no existe en la cristiandad, imagen de la Virgen que tenga el nombre del ídolo que se adoraba en el lugar. Actualmente la Virgen de Copacabana es Patrona de Bolivia, y su Santuario un gran centro de peregrinación.
Por otro lado, entre las manifestaciones propias de la religiosidad Inca podemos mencionar las peregrinaciones a prestigiosos adoratorios o a reconocidos oráculos que en muchos casos se ubicaban en las alturas de las montañas. Son abundantes los datos de los “extirpadores de idolatrías” que narran la participación y movilización de distintos pueblos con el objeto de rendir culto a sus “Huacas”. Los momentos del ciclo agropastoril y las celebraciones asociadas ayudan a comprender la inclusión de ciertos santos o vírgenes en el calendario religioso de las poblaciones de Puna y Quebrada de Humahuaca. El culto a María, en los Andes, engloba entonces, el culto a muchos sitios y dioses prehispanos, inclusive anteriores a los incas.
Actualmente, en el camino a Punta Corral hay varias “Apachetas” donde los caminantes ofrecen hojas de coca, cigarrillo y bebidas alcohólicas a la Pachamama; y aunque esta deidad es reverenciada especialmente en agosto, durante el ascenso a las montañas, “se hace presente”, cuando se le solicita permiso para emprender una cuesta empinada, al llegar a la cima o al atravesar las abras ante de iniciar un descenso. En la peregrinación, la relación entre la Pachamama, el Cerro y la Virgen, es evidente y los devotos frecuentemente la expresan.
Con respecto a las bandas de sikuris en la peregrinación, en la Quebrada de Humahuaca el siku es un instrumento comunitario que se ejecuta en forma contestada o dialogada entre dos personas. El siku es una flauta de pan, pertenece a la familia de los instrumentos cuyo sonido se debe a la vibración del aire. Es, por lo tanto, un aerófono. Se clasifica entre las que suenan por efectos de un soplo contra el borde de la abertura superior del tubo en posición vertical, y la característica que la define es la reunión de varias flautas simples de distinto largo útil, en un solo cuerpo.
En Jujuy, el término “caña” o “caña de sikuris” es más popularizado para designar la flauta de pan andina, siempre y cuando su utilidad se relacione con la ejecución en banda. Una característica peculiar en la ejecución del siku en banda tiene que ver con su distribución entre los tocadores: unos ejecutan “primera” y otros, “segunda”. Respecto al término “siku”, en distintos lugares de la República Argentina se piensa que esta palabra sólo designa a la persona que tañe el siku, pero en la zona quebradeña, también incluye a los percusionistas y a otras personas que no precisamente están relacionadas con la producción musical. En este sentido, el término “cañero” designaría a la persona que ejecuta la flauta de pan o siku, mientras que el término “sikuris” se referiría a todos los integrantes de la banda, sin importar el papel que cumplen.
Conforman el resto del conjunto musical de una banda actual, los instrumentos que acompañan al siku: bombos, platillos, matracas y redobles. El número de integrantes es variable, aunque la ocasión que convoca a la participación de mayor número es la festividad de Semana Santa. La formación de una banda de sikuris “tipo” tendría un mínimo de 13 integrantes: 1 dirigente, 2 tamboreros o redoblantes, 1 bombero, 1 platillero y 8 cañeros. En una banda de sikuris de 8 cañeros, 4 ejecutan primera y otros 4 ejecutan segunda.
La música que se produce con el siku, se denomina sikuriada. Existen distintas variedades, tales como marcha, diana, bolero, adoración, waino, y últimamente se incorporó morenada, saya y tinku. El contexto ritual y festivo donde se interpreta la sikuriada es en las celebraciones de Santos y Vírgenes, sobre todo, en Semana Santa, en la peregrinación a Punta Corral y Abra de Punta Corral. Respecto al repertorio musical, existen melodías de cánticos religiosos y adaptaciones de melodías de canciones populares como de la cumbia norteña, boleros, dianas, canciones infantiles, folclore andino y otras. Los roles de los integrantes son: capitán, dirigente, cañero, tamborero, bombero, platillero, utilero, portaestandarte y botiquín.
En la devoción de Tilcara, todas las bandas de sikuris concurren a la iglesia para recibir la bendición del Lunes Santo, antes de su partida al cerro. En la puerta de la iglesia se van encolumnando para ingresar las bandas: del pueblo, del interior del departamento, del resto de la provincia de Jujuy y de otras partes del país, que llegan en diferentes horarios. Para recibir la bendición ingresan de rodillas y ejecutando piezas musicales denominadas “adoración”. Es un momento muy importante y emotivo para los sikuris, así como para muchos pobladores que no van al cerro y que se acercan para despedirlos y escuchar su música.
Los sikuris descubren sus cabezas para recibir la bendición y una persona que ayuda al sacerdote anuncia por los altoparlantes el nombre, la procedencia, la cantidad de integrantes, el año de fundación, los nombres del presidente, del capitán, de los fundadores y otros datos de interés de las bandas. Finalmente se reza y se entonan cánticos religiosos junto con el oficiante que bendice a cada integrante con aspersión de agua bendita. La banda se retira sin dar la espalda al altar, tocando el ritmo de adoración.
El uso del siku está muy extendido por toda el área andina, pero en la provincia de Jujuy, en particular en Tumbaya y Tilcara, ha adquirido una forma de uso muy particular y único que moviliza los sentimientos y emociones más intensos de sus pobladores; es uno de los vehículos predilectos para la comunicación y movilización en la búsqueda de la integración y toma de conciencia de los sentidos sociales locales.
Los sikuris, que constituyen el corazón de la peregrinación a Punta Corral, soplan incesantemente los sikus, elevando sus melodías al cielo, como se eleva el espíritu de los que participan de esta muestra de fe inquebrantable.


JUJUY EN CARNAVAL           Prof. Silvia Llave
Introducción
Jujuy es un escenario de distintas culturas ancestrales, conservando en la actualidad sus creencias religiosas, ritos y fiestas, las podemos clasificar por su diferente carácter de influencia sobre el espíritu de los participantes: de fe, de agradecimiento, de celebración, de diversión, etc.
Dentro de las de diversión, la más festivas es el carnaval. Es importante describir y comparar las maneras en que los distintos lugares de la provincia, festejan el tiempo de carnaval, a fin de revisar, preservar, registrar y comprender su finalidad en estos tiempos de continuos cambios y de asimilación de costumbres foráneas.-
Aunque el espíritu del ser humano está en continua búsqueda, asimilación y transformación, esto influye en lo que práctica culturalmente como también no podrá desvincularse. Es importante su análisis para sostener e identificar cómo recrearon y recrean, los anteriores y actuales practicantes, en esta festividad.
Lo que sucede…
Con el inicio de febrero, el aroma a albahaca se extiende por todo Jujuy, tanto en los pueblos de la Quebrada de Humahuaca, como de la Puna y los valles, porque anuncia la llegada del carnaval. Desde sus iniciaos y actualmente muchos antes se hacen los preparativos: atuendos que se lucirán , instrumentos tanto regionales como contratar bandas del vecino país Bolivia,
Determinar las comidas regionales que se compartirán con los comparseros, preparar el mojòn, dónde se reunirán en casas de familias, sedes de comparsas tradicionalistas u otros locales, todo destinado al dónde beberán y comerán en abundancia, cantarán y contarán historias y bromas.
Esta reunión social que se celebra en toda la provincia encierra muchos elementos y significados culturales comunes y diferentes entre las cuatro grandes regiones que comprende la provincia de Jujuy : Quebrada, Puna, Yungas y Valles.
Una de los personajes: el diablo
A pesar que hoy es una fiesta popular y hasta considerada tradicional debemos hacer notar que es una fiesta introducida por los españoles y adoptada por nuestra cultura norteña por lo que sufrió transformaciones y uniones de esencias.
Esta fiesta promueve, actualmente la liberación, muchas veces desenfrenada de la persona participante, basada en una rebelión a las normas morales , como desborde de todas las prohibiciones que aguantan durante el año, caso como el tomar bebidas alcohólicas. La figura que permite o representa esta liberación es la pujllay-diablo-.
Esta figura de la diversión tuvo sus interpretaciones como lo dice Adolfo Colombres:
"También se escribe Pucllay.
Espíritu del Carnaval diaguita-calchaquí. Para algunos autores (Adán Quiroga) se trata de una deidad; en cambio para otros (Eric Bornan) no es sino un mero personaje del Carnaval. Esto último puede ser cierto en la actualidad, como consecuencia de un proceso de desacralización. Porque en ese caso, como en muchos otros, la representación habría terminado aboliendo a la divinidad, convirtiéndose en algo con fin en sí mismo, persona o personaje.
Pero tal vez nadie se atrevería a negar seriamente que el antiguo dios de la chaya esté vivo, de algún modo, bajo la ridícula apariencia del Pujllay.
Agüero Vera lo pinta como un dios efímero, que viene y se pone a llorar como un ebrio sentimental y lírico. Preside el Carnaval, pero no con la solemnidad y el terror, arma de los dioses, sino con la farsa. Más esta farsa, por la pasión y las lágrimas que la nutren, resulta dolorosa y profundamente humana, combinación que no encontraremos en los himnos báquicos, por lo que no es acertado asemejarlo a este dios del panteón griego. También se diferencia del espíritu burlón y maligno del viejo sátiro Momo, con el que asimismo se o suele relacionar. El Pujllay es menos mordaz, presuntuoso y caricaturesco que éste, más simple y también más hondo.
Pero del viejo dios no resta más que una piltrafa: un pobre muñeco pintarrajeado y andrajoso montado en un burro o un chivo, de pelo blanco y amigo de la orgía, al que se carga toda la culpa del Carnaval. También puede ser un hombre disfrazado de viejo alegre, que divierte con sus chistes y bufonadas, como un Arlequín de los indios. Las características que encarna este personaje son las del dios que representa ya sin saberlo: alegre, socarrón, impertinente, dicharachero, un poco truhán, pero bonachón, humilde y al servicio de los humildes, sin arranque alguno de soberbia.
Del viejo ritual queda el ídolo, los coros, la vidalita acompañada por caja chayera y el entierro ceremonial, que bien podía simbolizar, en tiempos prehispánicos, el paso del solsticio de verano.
Su reinado es tan regocijante como efímero. Llega al comienzo del Carnaval en jocosa cabalgadura, seguido por una multitud que ríe y canta al son de las cajas o tamboriles indios, echándole almidón a la cara y azotándose el enharinado rostro con ramas de albahaca, mientras beben aloja y hacen estallar cohetes. Y el Miércoles de Ceniza, después de tres días de francachelas, lo llevarán en angarillas a enterrarlo en las afueras del pueblo, entre mares de lágrimas no tan fingidas, porque la tristeza es honda a esa hora. En su tumba echarán frutos para que se los duplique el próximo año, gracia que se le pide a un dios y no a un monigote."
Hoy podemos agregar que el diablo es el compañero , el que anima a la liberación pero también será el que nos quiere tener con él , incluso llevarnos, como lo dice la frase que se escucha y se dice cuando se canta el carnavalito “ ¡¡¡Soltame carnaval!!!”, subyaciendo ese, tal vez, temor siendo conscientes de los desbordes que se realizan.
También lo podemos ver representado con un muñequito de trapo hecho ( o mandado a hacer) por algún padrino de la comparsa y que cada integrante , disfrazado o no, seguidores de la comparsa podrán tenerlo y transportarlo en los andares errantes , de invitación en invitación que significarán la soltura con que se dejan llevar.

Bibliografía

Adolfo Colombres: Seres sobrenaturales de la cultura popular argentina, con dibujos de Ricardo Deambrosi. Edic. Del Sol, Bs. As., 1999.
Fuente: http://www.elfolkloreargentino.com/creenciasysupersticiones.htm